01/10/2019

En Octubre no disfraces el azúcar

Octubre es el mes más dulce del año, los niños se preparan para fiestas, reuniones, salidas con sus amigos en las que no sólo esperan lucir su disfraz sino también comer mucho. A pesar de que son días específicos en los que la celebración de Halloween mueve a muchos, el efecto de los excesos en especial en el consumo de dulces, se extiende más allá del 31 o noche de brujas.

Mesa de diferentes dulces. Crédito: Istockphoto.com

¿Por qué tanto alboroto?

Quisimos contarle a los más interesados, los papás, sobre la importancia de entender en qué contexto estamos y el panorama real de la obesidad infantil. Este es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI; es mundial y está afectando progresivamente a muchos países de bajos y medianos ingresos, sobre todo en el medio urbano. Esta situación ha aumentado a un ritmo alarmante. Se calcula que en 2016, más de 41 millones de niños menores de cinco años en todo el mundo tenían sobrepeso o eran obesos. 

Esta condición determina su futuro pues los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares que se refieren a un conjunto de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos como presión alta, infarto de miocardio entre otros. 

Niños en halloween. Crédito: istockphoto.com

La obesidad y el sobrepeso no son términos similares, aunque apunten a lo mismo, establecer estos parámetros requiere comprender que estar por encima de los valores de referencia permite diagnosticar estas patologías.  Ahora bien, en los niños existen unas tablas denominadas patrones de crecimiento en donde se contrasta el peso con la talla y aquí es muy importante entender que la composición corporal debe tenerse en cuenta sobre todo la acumulación de grasa en la zona abdominal. 

¿Cómo prevenir la obesidad en niños?

Es posible, toda patología tiene un método de prevención y en este caso los padres tienen una labor clave, ellos deben cultivar en los niños hábitos alimenticios coherentes con sus etapas de crecimiento, aquí es importante transferir de forma divertida el amor por los alimentos sin emplear premios por consumirlos, balanceando lo que el niño come, modificando hábitos y si es necesario con la asesoría de un profesional en nutrición infantil. 

Cambia ciertos alimentos

Al desayuno la comida más importante y en la que más puede poner su atención, elige :

Desayuno saludable, yogurt con hojuelas, arándanos y banano.
Crédito: Istockphoto.com
  1. Los postres lácteos suelen ser una golosina muy dulce para los niños, pero cambiarlo por un yogur normal puede recortar la ingesta de azúcares a la mitad.
  2. Los jugos en cajita suelen ser una trampa calórica. Se tiende a pensar que solo contienen el azúcar natural presente en la fruta, pero hay que mirar bien la etiqueta. 
  3. Elige preparar jugos en casa con poca azúcar añadida: emplea frutas rojas como manzana, fresa, mora. O pera, piña y durazno. 
  4. Sustituye los cereales por: yogur con frutas o frutos secos: maní, almendras, arándanos, ciruelas. Quinua pop a la que puedes añadirle chocolate orgánico. 

El valor de jugar moviéndose

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Para los niños el movimiento corporal que implique gasto calórico es vital, por eso la necesidad de generar en ellos espacios donde puedan moverse, jugar haciendo cosas que les agraden y fortalezcan su motricidad. Para cada etapa existen dinámicas de movimiento y tareas, que impulsadas por los padres y guiadas por un profesional, harán que los niños mantengan su composición corporal acorde a su desarrollo. 

Para finalizar la relación existente entre la alimentación y la actividad física es el equipo ideal para prevenir cualquier tipo de patología, los niños son seres en crecimiento y es responsabilidad de su entorno próximo (sus padres) la adherencia de hábitos que ellos van a conservar durante toda su vida.